en este decidor me admira
el voraz artificio recubierto
de altiva indiferencia
el engañoso don
y la postura
ese fingir
vestirse tanto tiempo
de lucidez
de soterrada indagación del verbo
de austeridad
de helado temblor
y desapego
eso me admira
no su voz
ni el rostro
ni la espada
alguien dice que sí
a ese vestido
que esas líneas lo invitan
lo convocan
que hay riqueza en el modal
y en el silencio
demoradas profundas reflexiones
es ajeno
afirman
a la llama
no le interesan
ni el brillo
ni la fiesta
poco le importan
el verbo y el paisaje
el humano transcurrir
la confidencia
lo apartan de sus fines
otro es su mundo
¿pero qué voz color
qué soplo
qué latido
podrán encarnar tantas ausencias?
¿qué pregunta amistad
tendrán cabida
en tanto desamor
y tanto olvido?
el exiguo pensar
el respirar tan poco
de este postor
su extrema
exangüe negación
su amaño
no cambian nuestro día:
ni sueño
ni razón
ni el claro despertar
ni la advertencia
moran allí
nuestro día se cambia se alimenta
lejos sí de la alterada faz y el extravío
del gesto desmandado
del culposo lamento y del encono
pero atento siempre al río
al goce de la efusión
desdicha y flor
alba y naranja
llegan así
la cabal lucidez y la inocencia
y conjugados
mundo dicción
y la presencia
de POEMAS RECUPERADOS, Edgar Bayley.
Poesía Completa, Vol. II - Editorial Turkestán
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